El Diablo vuelve a su trono en el Carnaval de Riosucio | El Nuevo Siglo
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Sábado, 5 de Enero de 2019

COMPARSAS, gastronomía y artesanías se convierten en la esencia del “Carnaval del Diablo” en Riosucio, Caldas, una de las fiestas más famosas del país que se celebra en año nuevo al ritmo de la salsa y la cumbia y  donde los visitantes experimentan la verdadera cultura de una fusión indígena y costumbres ancestrales.

“¡Salve, salve, placer de la vida! ¡Salve, salve, sin par Carnaval!” son los versos que retumban en las calles, indicando el inicio de la fiesta más grande de Riosucio, la cual cuenta con una preparación de seis meses y un extenso programa de actividades. El encuentro es otra forma de celebrar Reyes, una fiesta en la que se vivirá entre cantos, danza y arte hasta el 9 de éste mes.

El Carnaval de Riosucio, más conocido como El Carnaval del Diablo es la fiesta más larga del país, ya que no solamente se celebra durante seis días (del 4 al 9 de enero) , sino que las manifestaciones oficiales de iniciación se realizan desde julio del año anterior, acompañadas de cuatro “Decretos” mes a mes y un “Convite” que tiene lugar en diciembre.

La “fiesta matachinesca” cuenta además con un protagonista en sus fiestas, un guardián que custodia a la población: El Diablo. Este personaje no solo es el centro de atención durante el festejo, su rol es ser un espíritu de la tradición, en el cual los riosuceños encomiendan sus anhelos y sueños de superación.

Historia del Carnaval

Gracias a la mezcla de costumbres entre esclavos africanos del pueblo Quiebralomo, indígenas de La Montaña y los españoles quienes colonizaron el territorio, se originó ésta demostración de la cultura de un pueblo que ha tenido un porcentaje importante de representación en todos los géneros de la creación artística.

Pero la historia se remonta a1819, época en la que fue fundado el municipio de Riosucio por decisión de dos sacerdotes provenientes de “Quiebralomo Real y Nuestra Señora de la Montaña”. Los dos pueblos mineros, conformados por descendientes africanos e indígenas, vivieron durante un siglo en conflicto hasta que los religiosos advirtieron a los enemistados de una condena eterna si los enfrentamientos no cesaban.

Fue así como los pueblos realizaron un acuerdo de paz, compartiendo los territorios para formar una sola comunidad. La fusión de sus costumbres como las danzas de antaño, cantos de origen africano con teatro español y formas coreográficas de ancestros europeos dieron origen a las “Diversiones Matachinescas” y de allí en adelante al carnaval que se celebra en éste tiempo.

Origen de “El Diablo guardián”

Éste personaje se posesionó como protagonista dentro del carnaval cuando las comunidades decidieron sellar su acuerdo de paz celebrando la fiesta de Reyes con el festival, en el cuál el “Diablo” se convertiría en el guardián de la paz para asegurarse de que los habitantes del nuevo Riosucio cumplieran con la promesa a los sacerdotes.

El festival también está conformado por leyes festivas que decretan la reconciliación de los rivales y así mismo da origen al diablo del carnaval, quien representa físicamente a las tres culturas por su cuerpo atlético que caracterizaba a los africanos, sus garras que personifican al jaguar al que los indígenas rendían tributo, los cachos de toro y sus alas de murciélago de cinco puntas que son representativas de la cultura europea.

Lejos de ser una la imagen del mal o de ser un diablo religioso “es un estado anímico heredado de la tradición cultural aborigen y de la mezcla de culturas y razas que vivió la parte occidental de lo que hoy se llama Caldas”, explica la página oficial del carnaval.

Una fiesta sin par

El carnaval se identifica por sus desfiles, personajes, comparsas, la música y danza construyendo de esta manera una programación de actividades, la cual se convierte en la columna vertebral del festival y son lo que en el lenguaje de ésta fiesta autóctona se llaman los “Actos Matachinescos”:

Decretos: textos versificados de oratoria burlona. Éstos suelen tener lugar a lo largo de los seis meses anteriores a la gran fiesta

Convite: una dramatización en la que se compone de danza y oratoria. Allí se entona el himno del carnaval.

Entrada del Diablo: el símbolo del festival recorre las calles de Riosucio en un desfile que finaliza en la plaza principal, donde se ubica la esfinge del Diablo y se reúne con los “Matachines”, personajes que cumplen el papel de los sacerdotes.

Bautizo riosuceño adoptivo: un homenaje a los visitantes de Riosucio, en el que se asignan a cada uno un padrino para que éstos sean considerados como riosuceños raizales. El rito indica que se debe derramar guarapo sobre la cabeza del elegido y brindarle comida típica del municipio.

Cuadrillas: comparsas tradicionales acompañadas de cantos y música con una orquesta propia que va de casa en casa. Son consideradas la máxima manifestación de la cultura de Riosucio y al mismo tiempo constituye el objetivo expresivo del carnaval.

Testamento: los “Matachines” anuncian la herencia, gratitud o castigo del Diablo, leyendo la última página de la “Literatura Matachinesca”, un género versificado propio del festival.

Entierro del calabazo: un ritual en el que el Diablo es expulsado, enterrando una totuma como símbolo del cierre del Carnaval.

Los desfiles de faroles y diablos, el despertar del carnaval y las verbenas son solo algunas de las actividades que continúan conformando la larga lista de actividades del festival. Una fiesta que en pocas palabras representa gran parte de las tradiciones colombianas y define al Carnaval del Diablo como Patrimonio Cultural, Oral e Inmaterial de la Nación.