Guardia en alto por El Niño | El Nuevo Siglo
Jueves, 31 de Enero de 2019
  • 100 municipios con escasez de agua
  • Febrero será el mes de mayor cuidado

 

Al término del primer mes de este año los efectos del fenómeno climático del Niño se sienten cada vez con más fuerza en todo el país. Ya un centenar de municipios reportan escasez de agua, lo que ha generado anomalías en el funcionamiento de los acueductos y, por ende, en el servicio que se presta a los hogares, comercios e industrias de esas poblaciones.

Antioquia, Bolívar, Valle, Boyacá, La Guajira, Cundinamarca y Santander figuran entre los departamentos con mayor afectación, especialmente porque las fuentes hídricas que surten esos acueductos municipales han bajado de forma drástica sus respectivos caudales y reservas.

Desde el año pasado, cuando se reveló el Estudio Nacional del Agua, se había advertido que más de 390 poblaciones en Colombia corrían el riesgo de verse afectadas en el suministro del preciado líquido. De ellas, hoy ya más de un centenar afrontan problemas debido a las altas temperaturas y la intensificación de la sequía por El Niño, que apenas si está terminando su fase de maduración y tendrá en febrero su pico de mayor intensidad. Ello implica, además, que los volúmenes de lluvias para la primera temporada invernal del país, que debe empezar en marzo, se verán disminuidos.

Ante esa coyuntura, el Gobierno ya anunció la posibilidad de imponer una sobrecarga tarifaria a los hogares y demás establecimientos comerciales o industriales que rebasen los topes de consumo. En el pasado se acudió a esta medida y terminó teniendo resultados positivos en medio de las dificultades climáticas.

Pero no es el único riesgo advertido. El número de incendios forestales en distintas zonas del país también viene en aumento y ya supera los 200 casos. Lo más grave es que los reportes de las autoridades insisten en que una porción importante de las conflagraciones que afectan extensas zonas boscosas y de capa vegetal se producen por comportamientos irresponsables de los habitantes de esas regiones, que incurren en quemas o mala disposición de residuos potencialmente inflamables. Las mayores alertas están en la región Caribe y los Llanos Orientales, así como en el centro del país.

En el campo económico todavía no se siente un efecto inflacionario por cuenta de la afectación de los ciclos de cosecha y la productividad de los cultivos de pancoger. Si bien se registran heladas, sobre todo en Cundinamarca, Boyacá, Santander, Nariño, Cauca y Antioquia, las consecuencias no son por ahora dramáticas. Sin embargo, ya varios gremios del agro advierten que el panorama para el segundo mes del año no asoma como el más positivo, sobre todo si la sequía continúa asomando con más intensidad. Tampoco se han denunciado picos de enfermedades relacionadas con las altas temperaturas ni los vectores de contagio derivados.

En lo que hace al suministro de energía, está descartada cualquier posibilidad de racionamiento, no solo por el nivel positivo de los embalses sino por la propia confiabilidad y capacidad instalada del sistema hidroeléctrico y térmico, por más que el proyecto de Hidroituango aún no arranque.

Lo fundamental es que no se incurra en el error de considerar que El Niño que estamos afrontando es menos fuerte que el registrado años atrás. Puede que el nivel de afectación no sea tan visible y crítico como antes, pero no por ello se puede bajar la guardia. Si en este enero hubo regiones en donde se registraron temperaturas altas sin precedentes, como ocurrió semanas atrás en Cesar con un récord de 42 grados, la situación se podría complicar en los próximos días.

Las alertas no se pueden disminuir. Todo lo contrario, febrero será el mes de mayor cuidado en todos los frentes. Si bien el sistema de atención y prevención de emergencias ha corregido muchos errores del pasado, los riesgos por este fenómeno climático persisten. Ministros, gobernadores, alcaldes, corporaciones autónomas, la Unidad de Gestión del Riesgo y demás autoridades de los distintos niveles nacional, regional y local tienen que redoblar los planes de contingencia. Es muy temprano para hablar de un Niño de efecto limitado y más aún para creer que lo peor ya pasó. Hacerlo podría salir muy caro en materia de vidas perdidas y daños materiales.