Una corrida para olvidar | El Nuevo Siglo
Cortesía José Miguel Ángel López
Lunes, 7 de Enero de 2019
Hernando Suárez Albarracín

Algunas veces las cosas no resultan como esperamos o como deseamos. Eso sucede en el deporte, en la política, en nuestras familias, en nuestro trabajo… en fin, eso sucede en la vida, y las corridas de toros no son la excepción.

Hoy se dio en Manizales una corrida de la ganadería de Dos Gutiérrez en la que absolutamente todos los estamentos de la fiesta habíamos fijado la esperanza de un triunfo redondo; pero las cosas no se dieron. La corrida resultó mansota, con peligro sordo, probona y desarrollando sentido a medida que avanzaba el trajín de los toreros, que también llegaron a la plaza llenos de ilusiones.

Revisemos lo que pasó:

Lo primero que hay que decir es que ningún ganadero de reses bravas cría toros para terminar llevando a la plaza siete inservibles. Desde ese punto de vista a nadie le es dable irse lanza en ristre contra don Jorge Gutiérrez, propietario de la ganadería citada, pues del juego que pueden llegar a dar los toros durante su lidia no tienen idea ni las vacas.

En segundo lugar hay que hablar de la presentación del encierro, la cual sí dejó todo que desear y de ello sí son responsables, en primer término, el ganadero, y, en segundo, el veedor y la Junta Técnica. Digo esto, porque es inadmisible que en una plaza de toros de primera categoría se permita el paso de toros con cornamenta tan exageradamente brocha, como los que vimos ayer en la monumental de Manizales; eso fue lo más lamentable de la corrida. Del comportamiento de los toros, ya se habló.

Actuación de los toreros

En primer lugar saltó a la arena Espadero, número 254 de 510 kilos, que fue lidiado por el diestro español Manuel Jesús El Cid, bajo pertinaz lluvia. Tras vara larga, el toro muy pronto perdió la poca fuerza que tenía. El Cid prefirió abreviar.

En el segundo de su lote, de nombre Dramaturgo, tampoco pudo sacar provecho alguno. El oxígeno le alcanzó al toro solo para desarrollar sentido y complicarlo todo. El público, cariñoso, premió con palmas la honradez de El Cid. Pitos ensordecedores al toro.

Emilio de Justo, un torero extremeño de gran cartel en España, debutó en esta plaza con el toro Editor, al que llevó al caballo por chicuelinas galleadas. El astado llegó reservón al último tercio y solo lucieron las buenas maneras del espada. Palmas al torero de Cáceres.

En su segundo toro, quinto de la corrida, no hubo faena porque el acapachado, mansurrote y rajado, no lo permitió.

Duro compromiso tuvo que asumir el torero anfitrión, el caleño David Martínez, que se las vio en primera instancia con un manso que hizo cundir el indeseable peligro sordo. Distraído, mirón, el bichejo derrotaba con descaro al salir de las suertes, haciendo imposible el trajín. Silencio tras dos avisos.

El toro de cierre de una tarde pasada por agua y todo lo que he referido, hubo de ser cambiado pues con dos saltos al callejón nos hizo pasar de los lamentos al pánico. Pero el cambio de nada sirvió, porque el reemplazo para nada sirvió.

Eso ocurrió ayer en Manizales. Así es la vida.

Esta tarde, novillos toros de Paispamba para Andrés Bedoya, Gitanillo de América y Sebastián Hernández.