Moreno y las ganas de salir adelante | El Nuevo Siglo
Foto cortesía
Domingo, 4 de Febrero de 2018
Redacción Nacional
Paco Perlaza, Moreno Muñoz y Luis Miguel Castrillón, lidiaron una corrida bien presentada, justa de raza de Santa Bárbara en Bogotá.

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La escasa asistencia a la plaza de toros de Santamaría le dio una afectuosa bienvenida a la terna colombiana. Tres toreros con hambre de gloria, unos con mayor recorrido, como Paco Perlaza, otros con el anhelo de resurgir, como Moreno Muñoz.

Fue emotivo ver a Moreno llamar a su mamá en el quinto de la tarde para brindarle el toro. Ella, doña Miriam Moreno, torera también, abrazó a su hijo, quien le besó la frente y se fue a buscar al  astado. Moreno fue solo entrega. Y el público lo reconoció. ‘Embrujo’, número 841, pesó 577 kg. El diestro se fue a la querencia, y ahí se dobló con el toro. El público conectó con el matador, quien escuchó la música. Entrega total. Valiosísima presentación. La estocada, desprendida, y un intento de descabello fallido le privaron de recibir una oreja. Sin embargo, dio una vuelta al ruedo recibiendo el cariño del presente.

En su primero, segundo de la tarde, torero también lo dejó todo. Sin embargo, algo no terminó de cuajar y la faena no rompió. Recibió las palmas del público.

Paco Perlaza, torero caleño que abría cartel, llegaba a Bogotá a intentar conquistar una plaza que le ha sido esquiva. Y aunque hubo ganas, esta vez tampoco pudo ser, aunque no fue del todo malo el resultado final.

El diestro lo intentó en su primero, pero el público se puso del lado del toro. Silenciada fue su labor. Pero Paco no podía irse de Bogotá en blanco. Muy bien Perlaza con el capote. El toro, que huía, tuvo que ser lidiado pegado a tablas. Algunas tandas por la derecha fueron reconocidas, hubo petición y vuelta al ruedo.

El cartel lo completaba el antioqueño Luis Miguel Castrillón, un torero de fina estampa, con maneras, que incluso el año pasado cortó una oreja en la temporada de la reapertura en la Santamaría.

Llegaba precedido de un importante triunfo en Cali. Por eso, quizás, se esperaba mucho de él. Pero hay tardes en las que los astros no confluyen. Esta fue una de ellas. Lidió con un toro imposible. El tercero. No tenía un pase. Manso que solo pegaba arreones. A tal punto que los pocos aficionados pedían el cambio de salida, creyendo que se trataba de un problema físico. Hermoso de lámina, vacío por dentro. Silencio.

En el epílogo de una tarde sin mayor sabor, Castrillón no se conectó con el burel. No hubo química. De principio a fin. Y todo se fue en blanco. Sin emociones. Con apenas algunos momentos para recordar.

Quedó el cariño de Bogotá con Moreno, su torero; las ganas de Paco por conquistar la Santamaría, y la elegancia que exhibe Castrillón, pero nada más. El próximo domingo, con un cartel de mayor peso, con una figura de la talla de Sebastián Castella, el hijo de ‘Paquirri’, Cayetano Rivera Ordóñez y el bogotano Ramsés, ante toros de Ernesto Gutiérrez, sube la expectativa.