Robleño y De Castilla, oreja cada uno en tarde compleja | El Nuevo Siglo
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Domingo, 17 de Febrero de 2019

La terna pechó con un encierro desigual y variado de comportamiento. El español Octavio Chacón confirmó alternativa

 

 

La segunda corrida era la llamada ‘torista’, aquella donde los aficionados iban más por el hierro anunciado que por los alternantes para lidiarla. Sin embargo, los matadores escogidos tenían gran cartel–en el caso de los españoles, son los anunciados en Madrid para una de las corridas más aclamadas, la de los victorinos-. El diestro colombiano, el paisa Juan de Castilla, ha sido el triunfador en todas las ferias nacionales y en Bogotá corroboró su gran momento.

Fernando Robleño es un torero que se le mide a lo que sea. Ha forjado su leyenda en plazas como Ceret, Francia, donde los astados que lidia lo superan en altura. Eso hacía que la expectativa fuera más que grande con él ante los míticos ‘Contreras’ de Gonzalo Sanz de Santamaría. Y pechó con un lote complejo, que requirió de toda su tauromaquia y logró faenas de profundo valor.  

En su primero, toro protestado desde el primer terció por la mansedumbre que mostró rehuyendo del caballo, donde el público incluso pidió las banderillas negras, el matador tomó con poder la muleta y logró cuajar sendos muletazos por ambos pitones, especialmente por el izquierdo. Vuelta al ruedo. 

Con su segundo, cuarto de la tarde, el madrileño templó estoicamente a un toro cuya embestida era más que incierta, que protestaba cada vez que le bajaba la mano. Remató con una estocada efectiva que le valió una oreja de peso.

Juan de Castilla se había ganado el espacio en esta temporada a pulso. Y aunque tuvo la fortuna de contar con el mejor lote, estuvo a la altura y demostró su valía. Paradójicamente, con el que fue el toro de la tarde, el tercero, malogró una gran actuación al fallar con el acero y escuchó un aviso que silenció su labor. Pero cerró de gran forma la corrida, mandando, lidiando con valor y acertando con la espada. Una oreja de ley para el matador antioqueño en el sexto.

Y el debutante en la Santamaría, quien tenía la mayor ilusión, Octavio Chacón, no contó con la mejor de las suertes. Confirmó alternativa con un burel que, si bien no derrochaba fuerza, transmitía y permitía el lucimiento. Sin embargo, extendió la faena y pinchó, dejando todo en una ovación. Y el quinto, que ilusionó de salida, se diluyó, dejando un silencio que no opacó la admiración en los asistentes al coso de la 26.

 La temporada cierra el próximo domingo con una corrida goyesca que contará con un show de ópera a cargo de Valeriano Lanchas y decoración por parte del pintor francés Loren Pallatier. Se lidiarán toros de Ernesto Gutiérrez para Enrique Ponce, Sebastián Castella y Ramsés.