El viejo Capitolio Nacional con cerca de 150 años de albergar el Legislativo, tiempo durante el cual ha tenido varias reformas en su estructura, y el Edificio Nuevo del Congreso, que de reciente solo tiene el nombre pues fue levantado hace 43 años, se están adecuando a como dé lugar, a pesar de que el espacio es escaso, para dar cabida a las 16 nuevas curules que serán ocupadas en la Cámara por los representantes elegidos a nombre de las víctimas del conflicto. 

Es claro que durante la discusión entre el gobierno Santos y las Farc en La Habana con miras a un acuerdo de paz, al momento de pactar el punto sobre participación política, no era problema de los negociadores si las instalaciones del Capitolio estaban en capacidad o no de hacer lugar durante dos periodos de Congreso a 26 nuevas curules. 

Entonces los escaños que generó el Acuerdo de Paz fueron cinco senadores y cinco representantes para el partido que surgió de la desmovilizada guerrilla; y 16 representantes de las víctimas del conflicto. 

Como si fuera poco, en la reforma de Equilibrio de Poderes se generaron dos escaños más: uno en Senado y otro en Cámara, para ser llenados por la fórmula a la Presidencia que ocupe el segundo lugar en la votación. Entonces tampoco se pensó si en el Congreso había “cama pa’ tanta gente”.

De estos nuevos escaños, en el actual Congreso se ocuparon los correspondientes a los excombatientes en Senado y Cámara y los de la fórmula a la Presidencia que obtuvo el segundo lugar en los comicios del 2018, Gustavo Petro y Ángela Robledo, en cada una de estas corporaciones, respectivamente. 

En tanto que las 16 curules de las víctimas se eligieron en los comicios parlamentarios de marzo pasado, en las regiones más afectadas por el conflicto. 

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Dolor de cabeza 

Desde mayo de 2021 que la Corte Constitucional ordenó elegir en los comicios del presente año las circunscripciones especiales de paz para la Dirección Administrativa de la Cámara, comenzó el rompedero de cabeza por resolver el problema de dónde ubicar a los nuevos parlamentarios. 

Hay que habilitarles puestos de trabajo en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional, en donde sesiona la plenaria de la Cámara; de igual forma en las siete comisiones constitucionales de esta Corporación en las que serán distribuidos; así como proveerles oficinas para ellos y para los 10 integrantes de las unidades de trabajo legislativo (UTL) que cada uno tendrá. 

En lo que corresponde al Salón Elíptico los trabajos de adecuación están muy avanzados y se espera que a finales de esta semana culminen, dando al servicio el nuevo formato con la actualización de comunicaciones y conectividad, y que por supuesto incluye los lugares para los representantes de las víctimas. 

También ya están reformados los recintos en donde funcionan las siete comisiones constitucionales en las que serán distribuidos los nuevos parlamentarios de víctimas, para lo cual se habilitaron al menos tres puestos de trabajo por cada célula legislativa, teniendo en cuenta que todavía no se sabe en cuáles quedarán, pues para ello se necesita la aprobación de un proyecto que modifica la Ley Tercera de 1992, el cual no ha iniciado trámite en la Comisión Primera de la Cámara. 

Si bien por este lado la Dirección Administrativa de la Cámara ya puede respirar tranquila, el verdadero problema es por las oficinas en que despacharán los parlamentarios de las víctimas en el Edificio Nuevo del Congreso, pues no hay espacio para ello. 

Hace unos meses la posible solución que ganó fuerza en la parte administrativa de la Cámara era arrendar un edificio cercano al Capitolio para ubicar allí estas oficinas. Sin embargo, por increíble que parezca, la idea se debió abandonar por las dificultades para contratar que impone en estos momentos la Ley de Garantías que se aplica por los comicios legislativos y presidenciales.

Solución salomónica 

Finalmente ante la falta de opciones y el poco tiempo que queda para la instalación del próximo Congreso, la decisión que se tomó para las oficinas de los nuevos representantes de paz es dividir algunas de las que ocupan actuales parlamentarios que se ‘quemaron’ en las pasadas elecciones, pero hay que esperar a que las entreguen para iniciar los trabajos. 

Una queja que han manifestado de antaño los congresistas es que las oficinas son reducidas. Entonces ¿qué se puede pensar ahora que algunas serán divididas? En esas condiciones bien se puede decir que los representantes de paz ocuparán oficinas ‘bonsái’.

Queda pendiente otro tema de los representantes de las víctimas que es más fácil de resolver, y tiene que ver con la seguridad pues como el resto de parlamentarios, tendrán carros blindados y escoltas para su protección. 

Este asunto será resuelto por el área administrativa de la Cámara en los próximos días directamente con la Unidad Nacional de Protección.

¿Habrá bancada de víctimas?

Para la elección de los representantes en las circunscripciones de paz se prohibió que los partidos presentaran candidatos, esto con el objetivo de evitar que cooptaran un espacio que según la ley debe ser ocupado por voceros que efectivamente sean de las víctimas. 

Sin embargo, es inevitable que los electos parlamentarios tomen partido, ya sea por el Gobierno, se matriculen independientes o se sumen a la oposición. 

En ese sentido, a más de tres meses de que sea instalado el Congreso, ya nueve de los 16 representantes de las víctimas anunciaron que apoyarán la candidatura de Gustavo Petro. 

Siendo así, es claro que en el entrante Congreso no habrá una bancada de víctimas unificada en cuanto a la declaración política de ser de Gobierno, independiente o de oposición; pero que seguramente sí operará en conjunto para temas que tengan que ver con esta población y las regiones a las cuales están representando, que como se sabe fueron muy martirizadas por el conflicto armado que ha vivido el país durante más de 60 años.