El que busca encuentra | El Nuevo Siglo
Domingo, 19 de Mayo de 2019

En nuestra querida Patria tenemos algunos ejemplos de irresponsabilidad muy costosa para los contribuyentes como la Autopista norte de Bogotá: cuando empezaron su construcción los ingenieros se dieron cuenta que no se previó cunetas adecuadas para evacuar las aguas lluvias lo que significaría que las lozas, irremediablemente, se romperían. Pero cada contratista cumplió su con su contrato, al pie de la letra, a sabiendas que la Autopista siempre tendrá que ser reparada. Y esta Autopista tiene dos peligros que a nadie, responsable, le ha preocupado: en dos puntos los tres carriles (sur norte) se convierten en dos carriles con señalización temporal, para siempre, causando, a toda hora, accidentes y trancones, y, hasta hoy, nadie se ha apersonado de este descuido, ni siquiera los causantes de este fracaso.

Por otro lado, están de moda en Bogotá las patinetas eléctricas por agradables y útiles, lo que no se ha tenido en cuenta la obligación de usar un casco, ni los accidentes y muertes en países como en Alemania, que tuvieron que prohibirlas por ser altamente peligroso.

 Y hablando de Hidroituango no se ha dicho toda la verdad: si la formación geológica de las montañas aledañas está compuesta por materiales que son porosos, según los conocedores internacionales, y si no se le hace un tratamiento adecuado integral, antes de cualquier otro arreglo, estamos ante otro Armero, más pronto que tarde.

Es gracioso viajar Bogotá Villa de Leyva, vía Puente de Boyacá, y ver las diferentes señales de velocidad: 30K; 40K; 80K, si razón alguna, mientras que los viajeros van a una velocidad lógica, para poder llegar a su destino como correspondería, los hechos muestran que no hay estudios rigurosos al respecto: las señaladas nadie las cumple. ¿Cómo no hay una señalización inteligente en las vías, estupendas, recién terminada? ¿Será que se trata de una estrategia para complementar algún presupuesto? Por otro lado ¿cómo entender carreteras intermunicipales solo con estrechas con bermas inclinadas, forzando a los vecinos a caminar por carreteras angostas arriesgando la vida, con sus familias?

Y el metro de Bogotá es otro cuento chino: termina al norte en la calle 72 abajo de la Caracas: y millones de pasajeros van a llegar pero no se conoce los estudios del flujo de estos pasajeros ¿por dónde van a salir el millón y pico de pasajeros que llegaran a este terminal? ¿Y si el metro va a ser de 23.95 km de longitud, siendo que Bogotá se compone de unos 2500km cuadrados, paraqué el metro, cuándo, cómo y con que se va comprar los 1435 inmuebles que requiere este metro? ¿Sera sensato acudir a la experiencia tecnológica del metro de Medellín siendo que este fue construido hace unos 40 años? ¿No habrá especialistas con experiencia novedosa, en este campo, y no serán diferentes los suelos de las dos ciudades?

No olvidemos que el que busca encuentra: el vivo que sueña con una riqueza fácil y el profesional que sueña con una Colombia mejor. Y, aunque, hoy es difícil saber quién es quién podemos recordar que: por sus obras los conoceréis.