Misión y destino de Bolívar | El Nuevo Siglo
Cortesía
Domingo, 23 de Junio de 2019
Alberto Abello
En su quimérico objetivo de liberar a Venezuela contó con el apoyo de Camilo Torres. Los horrendos hechos de sevicia y sangre que ordenó Boves en Cumaná
 

A partir del Manifiesto de Cartagena de Simón Bolívar, donde empeña su palabra de luchar por la libertad de la Nueva Granada y la de Venezuela, en su mente de hombre de acción por excelencia se cristaliza la voluntad de crear a Colombia. Es el sueño de un exilado derrotado y delirante, más se convierte en paradigma de su existencia. Va dedicar su formidable voluntad y talento a ese propósito inconmovible y razón de ser de su vida.

La cronología histórica y sus biógrafos consignan varias fechas para sus campañas, más en realidad toda la magia de su historia parte de Barrancas, en el memorable año de 1813 (hoy Calamar), ese lugar perdido en el mapa a orillas del Magdalena por donde se supone que no pasa la historia. Allí en el vivac de campaña y la soledad de su conciencia, toma la determinación de insubordinarse y escribir su propia historia, a sabiendas que si fracasa según las ordenanzas militares vigentes le hacen consejo de guerra y lo fusilan.

Por sus activas correspondencias a partir de entonces observamos que todos sus esfuerzos se encuentran encaminados a ese propósito, liberar Venezuela y Nueva Granada. Conociendo la geografía, los diversos caminos comunicantes y según las circunstancias y sin distraerse jamás de su objetivo dispone sus campañas con el mismo fin de libertar y unir ambas naciones. Las circunstancias dirán cuál de las dos naciones libera por las armas primero.

A partir de entonces, y eso es parte de su genialidad, sigue en campaña por cumplir ese objetivo grandioso y para procurar su fusión posterior.  Es una quimera pretender con 500 hombres liberar Venezuela, donde los realistas son mayoría entre el pueblo. Lo que explica que Castillo y Rada, que publica un libelo contra él en Cartagena, no lo sigue en Cúcuta, lo mismo que Santander, subalterno de éste que se niega a acompañarlo en la gesta suicida, con su mentalidad de animal de sangre fría hace cuentas y piensa que se trata de un suicidio anunciado.

Las circunstancias no pueden ser más adversas y negativas cuando se encuentra en Barrancas, en un destino inferior a su talento y relegado al olvido, lejos del teatro de la acción donde podría reivindicar su talento militar y político. Por lo que desobedece las órdenes del gobierno de Cartagena y parte con la ayuda de la sociedad de Mompox, ciudad rival de ésta, a cumplir de misión de liberar Venezuela. En su quimérico objetivo, cuenta con el apoyo de Camilo Torres, que le respalda contra las intrigas y las quejas localistas. Torres, entiende el inmenso talento de Bolívar y apuesta por su aventura. Así como Nariño en Santafé, quien apoya a su primo el general José Félix Rivas, le suministra hombres para la causa de la libertad en Venezuela.

Entre tanto la Nueva Granada se disuelve en la guerra civil y la rivalidad de pueblerina, en vez de consolidar la unión política común y preparar las fuerzas militares para defender la soberanía nacional. Bolívar, sufrirá nuevas derrotas, triunfos, atentados y destierros. Renunciará a comandar las tropas en Cartagena, seguirá a Jamaica y Haití, se entiende con Petión y proclama la libertad de los esclavos; por dos veces invade Venezuela, sufre los peores avatares de la guerra y finalmente al mostrarse esquiva la derrota de los realistas en su tierra, resuelve con sus guerreros cruzar la cordillera y atacar con soldados llaneros casi desnudos al enemigo.

La Nueva Granada se encuentra en el apogeo de los políticos emergentes y los generales de uniforme y rara vez con conocimientos de estrategia o de la ciencia militar, donde se suceden los más exóticos episodios como de comedia por la rivalidad de las regiones y poblaciones, que se dictan su propia constitución en la que copian las utopías de otras naciones o pretenden imitar a pueblos con condiciones y característica muy diferentes a las nuestras. La llegada de Bolívar a Cartagena aviva la pugna entre el sentimiento civilista de los estadistas locales y el papel de los militares, que por la guerra se convierte en trascendental. Mientras por la guerra en Venezuela llegan a estas tierras los veteranos de una represión de espanto con sus heridas abiertas, que por fortuna no se reproduce aquí con tan terrible ferocidad.

Mando siniestro de Boves

Venezuela está en poder de los realistas y sometida al terror de los libertos contra sus antiguos amos. Se sabe que Boves, en Venezuela, ejerce un siniestro mando en Cumaná. Para citar apenas uno de tantos aberrantes estallidos de barbarie y violencia se reseña que en esa tierra, la de Antonio José de Sucre -narra el vicario general del ejército- Boves dio orden a la tropa, para que entrara a la ciudad y matara a cuantos hombres encontrara. Como así lo ejecutó, después de estar aquella reducida, entrando varios a caballo dentro de la Iglesia parroquial buscando a los que a ella se habían refugiado para matarlos, como lo realizaron con más de 500. “os soldados entraban a las casas asesinando y pillando.  Una hermana de Sucre, de nombre Magdalena, de 14 años de edad se arrojó por un balcón y murió de resultado de la caída. Los soldados tumbaban las puertas de las casas, asesinaban a sus moradores y se llevaban lo que encontraban de valor. Otro hermano enfermo, Vicente Sucre, pereció degollado en el hospital. Varios niños inocentes fueron desgarrados a atravesados por lanzas, para economizar munición”, dice el relato.

Así, unos 40 familiares de Sucre perdieron la vida en medio del horror y la crueldad de la guerra social y civil que encharcó el territorio de Venezuela, crueldad homicida que se extendió a gran parte de la clase dirigente del país. Lo mismo que desató la reacción en contra, en una aciaga competencia de horrores entre las partes, dentro de lo que se conoce como la ‘Guerra a Muerte’ decretada por Bolívar, lo que explica que asuma la terrible sugestión del general Pedro Briceño Méndez, que sigue en parte el modelo haitiano y el reclamo de las víctimas de tanto crímenes, como para contener el apoyo mayoritario del pueblo por entonces a favor de los realistas, quienes, finalmente, derrumbaron la Primera República de Venezuela.

Las guerras civiles tienden a fomentar más el odio entre las partes, entre las familias y los pueblos. Por lo que no debemos olvidar esa situación peculiar del conflicto hispanoamericano y entender un poco más al contrario y analizar su historia, sin demeritarlo ni empequeñecer a hombres que lucharon con denuedo y lealtad por su Rey.