Región Metropolitana entra a su recta final: ¿Por qué ahora sí fue? | El Nuevo Siglo
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Miércoles, 21 de Julio de 2021
Redacción Nacional

Hoy será radicado, ante el Congreso de la República, el proyecto de Ley Orgánica que pondrá en marcha una arquitectura de integración denominada Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca.

Este documento el lunes tuvo una última revisión conjunta, para ultimar detalles, de la alcaldesa Claudia López; el gobernador de Cundinamarca, Nicolás García; varios miembros de las bancadas de Bogotá y Cundinamarca en la Cámara de Representantes, algunos diputados de la Asamblea del departamento y concejales de Distrito.

Antes de entrar a revisar qué es la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca y el porqué de su importancia para la integración entre la capital del país y su región circundante, una aclaración jurídica es sobre todo necesaria para entender lo que sucederá hoy.

El 19 de agosto de 2019 la bancada por Bogotá radicó, ante la Cámara de Representantes, un proyecto de Acto Legislativo para dar vida a una figura política que permita la eventual creación de la Región Metropolitana de la Sabana. A comienzos de marzo de este año la iniciativa ya había surtido los ocho debates reglamentarios y ya había sido sancionada por el presidente Iván Duque.

Ahora, como esta es una reforma constitucional, el Congreso de la República deberá darle trámite a una Ley Orgánica que la reglamente y para ello tiene que pasar por cuatro debates. Eso es lo que se radicará hoy. Al respecto, tanto parlamentarios como la secretaria de Planeación, María Mercedes Jaramillo, esperan que dichas discusiones estén despachadas antes de que finalice el 2021.



Por qué región y no área metropolitana

Lo que plantea la Región Metropolitana Bogotá-Cundinamarca es un modelo asociativo consagrado en el Artículo 325 de la Constitución Política, que busca integrar al Distrito Capital con los municipios de Cundinamarca y con su Gobernación.

Específicamente esta unión permitirá una articulación en la toma de decisiones de política pública entre la región de Cundinamarca y la capital, con base en las necesidades y potencialidades de cada territorio, y de fondo plantea un esquema de coordinación y de complementariedad para hacer más eficientes áreas como las de servicios públicos y aspectos ambientales que históricamente han sido problemáticos.

Para ello, la Región Metropolitana incorpora en su esencia un órgano máximo de gobierno en el que tienen una participación igualitaria los municipios que la conforman, para tomar decisiones articuladas, respetando la autonomía regional.

Esto es más fácil de explicar al revisar comparativamente las bases que sustentan la consolidación de una región y un área metropolitana (como la del Valle de Aburrá).

Para Bogotá y Cundinamarca se tomó la decisión de una figura de región y no de área porque esta última promueve la integración de municipios colindantes a un municipio núcleo, mientras que la región metropolitana no contempla la existencia de este último, es decir, no privilegia a una entidad territorial por encima de las demás y no autoriza la anexión de municipios.

Adicionalmente, el área metropolitana tiene un órgano máximo de gobierno centralizado en la junta metropolitana, en la cual el municipio núcleo tiene derecho al veto. En la región, por su parte, la máxima autoridad es el Consejo Regional, diseñado para ofrecer igualdad de condiciones a todos los actores asociados, independientemente de su tamaño, población o capacidad económica.

Las áreas metropolitanas se enfocan en asuntos predominantemente urbanos y relacionados con la conurbación, mientras que la región se ocupa de un espectro de temas más amplio. Y por último, mientras el área incluye únicamente sus municipios colindantes, la región incorpora al Distrito Capital y a la Gobernación de Cundinamarca (que representa los intereses de los municipios de su territorios) equilibrando la relación entre estas y a los demás municipios del departamento.

Esta fue una decisión pensada sobre todo por el tamaño, la densidad y la población que tiene Bogotá con relación al resto de los municipios de Cundinamarca, algo que la autora del proyecto inicial, la representante a la Cámara por la Alianza Verde, Juanita Goebertus, le explicó a EL NUEVO SIGLO a mediados de agosto de 2019 cuando se radicó el proyecto.

“La razón clave por la que en estos momentos este proyecto podría surtir todo el trámite legislativo se debe a que, en su contenido, se encuentra incorporada la Gobernación de Cundinamarca, es decir que esta reforma plantea una alianza que reconoce la participación del departamento”, indicó Goebertus en aquel entonces.



Los problemas más serios de la región

Aún así, hay muchas preguntas y cuestionamientos que este proyecto de integración regional ha suscitado desde un principio, la mayoría de ellos relacionadas con los beneficios que le traerá a un territorio que concentra más del 20% de la población colombiana, con un estimado de 10 millones de habitantes y que representa más del 31,6% del Producto Interno Bruto del país.

En otras palabras, lo primero es entender cuáles son las mayores debilidades que plantea la relación desigual que por años ha sostenido la capital con el departamento en que se circunscribe.

En este sentido, por citar algunos problemas, en la región de Cundinamarca se realizan 19 millones de viajes diarios, de los cuales 2,6 millones corresponden a desplazamientos entre Bogotá y Cundinamarca, y 5,3 millones a trayectos en transporte público. Adicionalmente, un traslado hacia y desde Bogotá toma alrededor de 1 hora y 42 minutos a 3 horas y media al día.

Otro de los grandes inconvenientes está representado en la cuenca hidrográfica del río Bogotá que la ciudad capital comparte con 46 municipios y no existe un sistema eficiente de tratamiento de aguas residuales.

Y a su vez otra dificultad está relacionada con la seguridad alimentaria, pues el 40% de los productos que se consumen en Bogotá provienen de Cundinamarca, pero con un comercio desigual. Estos y otros problemas relacionados con medio ambiente, servicios públicos, seguridad ciudadana, desarrollo económico y ordenamiento territorial serán abordados con una integración efectiva. Veamos cómo.  

Transporte público

En materia de transporte, la Región Metropolitana permitirá la planeación y ejecución de obras de transporte que faciliten la conectividad como reducir costos en el transporte público intermodal, mitigar la congestión y saturación de las vías, integrar el transporte privado, público y de carga intermunicipal y crear nuevos corredores de circulación de personas y mercancías.

Medio ambiente

En materia de medio ambiente la intención de esta integración es posibilitar la gobernanza conjunta de los recursos, armonizando el modelo de ordenamiento territorial y protección de la estructura geológica principal pero a partir de una visión regional. Esto incidirá en la creación de herramientas para adelantar acciones coordinadas para la adaptación y mitigación al cambio climático y facilitar la gestión integral de los residuos sólidos.



Desarrollo económico

Con relación al desarrollo económico regional y de reactivación, la Región Metropolitana planea incentivar la productividad y competitividad para ampliar la oferta de oportunidades, ingresos y empleo. También espera potenciar la oferta turística complementaria que ofrece Cundinamarca al Distrito y promover una mejor gestión del suelo de tal manera que las empresas puedan aprovechar la concentración de proveedores, consumidores y recursos dentro de un mismo territorio.

Abastecimiento

Con relación al abastecimiento alimentario, esta integración ofrecerá mayores garantías para la seguridad y soberanía alimentaria de los productores; facilitará la planeación de la infraestructura logística para la distribución y comercialización de productos; fortalecerá las estrategias para disminuir las pérdidas y desperdicios y articulará las compras públicas institucionales principalmente de Bogotá con los pequeños productores de la región.

Seguridad

En materia de seguridad y convivencia está región facilitará la estructuración de planes, programas y proyectos de seguridad, convivencia y justicia para fomentar la articulación de los territorios para solucionar los problemas de inequidad social y territorial.

Pretende también aumentar la descentralización a través de la cooperación que fortalece a la coordinación y comunicación para la toma de decisiones dentro de diferentes niveles de gobierno.