Opinión | Atletas paralímpicos, los olvidados del deporte | El Nuevo Siglo
Cortesía
Lunes, 2 de Septiembre de 2019
Alejandro Munévar*
La cosecha dorada de Colombia en los Juegos Parapanamericanos de Lima fue más de lo esperado: 47 oros y 131 en total

 

A nuestros deportistas y hablo en general a todos, hay que celebrarles por igual las victorias, los triunfos; hay que darles la misma importancia, porque al final de la competencia todos, sin excepción salen a las pistas, ring y canchas a dejar el tricolor en lo más alto del podio.

Por estos días terminaron los Juegos Parapanamericanos de Lima 2019, el evento de deporte Paralímpico más importante del continente. Claro, no ha tenido la misma difusión de los Panamericanos y las victorias de los nuestros no han sonado tanto, en el canal público Señal Colombia, por ejemplo, una que otra competencia transmitieron, pero sin mucha repercusión.

Para que usted se entere le cuento que Colombia obtuvo 131 medallas, 47 de oro, 34 de plata y 50 de bronce, siendo esta la mejor participación en toda la historia del deporte paralímpico colombiano, superaron todos los records y rompieron todas las estadísticas posibles.

Sin embargo, vuelvo al tema del comienzo, no les hemos dado la importancia que merecen. Es parte de nuestra cultura, al final el deporte no convencional siempre lo hemos visto como algo menor, es algo propio de nuestra sociedad, se ve a quienes sufren una discapacidad como personas incapaces. Nada más alejado de la realidad. Si no nos basta con ver en nuestro día a día a personas que tienen una discapacidad saliendo adelante, trabajando, luchando, veamos a nuestros atletas, que contra todo pronóstico, rompieron los libros de records nacionales y nos entregaron 47 alegrías de oro, que desgraciadamente no fueron vistas o escuchadas como se debía.

La falta de cubrimiento por parte de los medios nacionales de estas se debe solamente a una cosa, el deporte paralímpico no vende, no es comercial. Si de por sí, salir a vender un evento multideportivo ya es complicado, ahora imagínense unas justas que no estamos acostumbrados a ver. A los medios no les interesa cubrir, enviar un corresponsal si no les representa un rédito económico. Desgraciadamente es la realidad, independiente de las medallas, lo importante es el dinero, es lo que dicta la tradición, la costumbre.

Sin embargo, las tradiciones cuando son malas hay que cambiarlas. En 2012 aterrizaba yo en Europa con la visión que se tiene en Colombia del deporte no convencional, un error imperdonable para un novel periodista que trataba de hacerse un nombre y un espacio en el viejo continente. En ese entonces, para mí solamente existía el fútbol, pero al llegar a un lugar nuevo, me di cuenta de la importancia que tenían los demás deportes, sobre todo la cantidad de emociones que despertaba el deporte paralímpico. Fui testigo de relatos emocionantes que llevaban a las lágrimas, no solo a quienes narraban, sino a quienes veían, todo esto por las grandes cadenas de televisión y de radio.

A lo que voy con esta historia, es que deberíamos seguir el ejemplo de los europeos, no deberíamos en ningún momento dejar solos a nuestros atletas, no podemos olvidar que son ellos, los deportistas, quienes en medio del caos que tenemos en el país nos dan una que otra alegría.

Impresionante

Lo realizado por los nuestros en Lima fue superlativo, impresionante, algo para recordar y tener presente, pero sobre todo este logro debe servir para que los altos dirigentes del deporte colombiano tomen conciencia sobre las disciplinas no convencionales, por ejemplo el director de Coldeportes o ministro del Deporte, Ernesto Lucena -quien seguramente va a estar presente en la ceremonia en donde exalten a los atletas, porque a él le encanta salir en todos los medios- debió haber pensado en viajar a Lima a acompañarlos un par de días como en otras ocasiones, que hasta hizo las veces de técnico de squash. Claro, a la hora de recibir las medallas y los elogios todos quieren estar presentes, pero en el proceso son muy pocos los que están.

Esto abre el espacio a las preguntas, ¿cuánto dinero recibe de apoyo el Comité Paralímpico por parte de Coldeportes en comparación al presupuesto del Comité Olímpico Colombiano y cuántas medallas entregan ‘unos y otros’?, ¿es equivalente la cantidad de medallas con la cantidad de dinero invertido?

Con el tiempo la premisa de Marcelo Bielsa, técnico de fútbol argentino -que actualmente se encuentra dirigiendo el Leeds de segunda división de Inglaterra- que dice: “cuando eres exitoso, todos quieren estar a tú lado, pero cuando vas camino al éxito nadie te quiere acompañar” toma muchísimo sentido. La realidad es que estas medallas son fruto y producto del esfuerzo, sudor y lágrimas de nuestros compatriotas que en Lima dejaron la piel para poner en lo más alto la bandera de un país que muchas veces se olvida de ellos.

La verdad es que somos unos oportunistas; nos montamos al bus de la victoria, somos tan caraduras que ahora sí que ganaron y llegan con medallas queremos acompañarlos, pero antes ni los volteábamos a ver.

Deportistas como Daniel Giraldo, Paula Ossa, Angélica Bernal, Mauricio Valencia por nombrar sólo algunos dejaron muy en alto el nombre de nuestro país. El recibimiento y reconocimiento que se les dé, debe estar a la altura de lo que realizaron.

Yo soy de los que piensa, que donde hay un colombiano compitiendo tiene que estar un medio, informando, transmitiendo las emociones y por supuesto las victorias de los nuestros, al final del día son esos momentos de gloria un bálsamo de tranquilidad y euforia para la agobiante realidad nacional en la que vivimos. En Perú los nuestros no contaron con la compañía de ningún medio, entre ellos se grababan y se encargaban de repartir los audios y videos tras sus victorias, no se sí a ellos los vayan a recibir con bombos y platillos como a los que llegaron hace poco más de un mes de los Panamericanos convencionales, si saldrán en todos los canales y los llamarán de las emisoras para hacerles notas interminables. No sé si en el avión en el que regresen el capitán va a pedir un aplauso de pie para esos guerreros que dejaron nuestra bandera en lo más alto, lo único que sé, es que desde estas páginas, expresamos nuestro orgullo y respeto por todos ustedes. Se nos hincha el pecho por sus victorias y deseamos que sigan trayendo alegrías para la gente.