La década perdida en la lucha contra el cambio climático | El Nuevo Siglo
EL ACUERDO de París estaba llamado a ser la estrella ambiental de la década pero cinco años después deja más incumplimientos que logros
/Nasa
Jueves, 31 de Diciembre de 2020
Redacción internacional

El 7 de diciembre de 2010 el entonces secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon, urgía a cada país a ser parte de la solución en la lucha contra el calentamiento global. En la apertura de la Cumbre sobre Cambio Climático, subrayó que no era necesario lograr un acuerdo perfecto en Cancún, pero sí indispensable avanzar en todos los frentes.

“Se pueden tomar decisiones importantes en temas de forestación, adaptación, tecnología y en la creación de un nuevo fondo para la financiación a largo plazo de asuntos climáticos”, dijo el alto dignatario. Recordó que la comunidad internacional todavía no estaba a la altura del desafío que el fenómeno presentaba e indicó que la naturaleza no esperaría a que terminaran las negociaciones.



Por último, advirtió que “la estabilidad de la economía mundial, el bienestar de sus ciudadanos, la salud de nuestro planeta, todo esto y más depende de ustedes”, en referencia a los negociadores sobre las nuevas metas de lucha contra el cambio climático.

Una década después, el pasado 12 de diciembre, el ahora titular del ente multilateral más importante del planeta, el portugués António Guterres, pidió a todas las naciones del mundo seguir los pasos de los 38 países que ya lo hicieron y declaren el Estado de Emergencia Climática hasta que se alcance la neutralidad de las emisiones de carbono.

Guterres habló en el marco de la Cumbre sobre la Ambición Climática, en donde advirtió de manera frontal y cruda que el calentamiento global no se detiene y ya se constituyó en la mayor amenaza a la supervivencia de la raza humana en pocas décadas.

Paradójicamente en esa Cumbre de apenas unas semanas atrás el principal análisis se dio alrededor de qué había pasado, cinco años después, con el que estaba llamado a ser el hito de la década en materia de lucha contra el cambio climático: el Acuerdo de París de 2015, que en su momento fue presentado al planeta como el compromiso más fuerte e histórico de la humanidad para enfrentar el calentamiento global.

Sin embargo, cinco años después el balance del pacto parisino es muy pobre. El propio Guterres lo reconocía así: “tras cinco años del logro del tratado no vamos en la dirección correcta ya que no se están cumpliendo sus compromisos y los niveles de dióxido de carbono están en niveles récord”.

El titular de la ONU destacó que las tareas de recuperación frente a la emergencia por la pandemia del covid-19 deberían ser una oportunidad para encaminar las economías y las sociedades hacia “una senda verde de acuerdo con la Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030”.

Sin embargo, el Secretario General de la ONU advirtió que esa ruta no se está tomando y señaló directamente a las principales economías del planeta, reunidas en el G-20, a las que acusó de gastar la mitad de los paquetes de estímulo y rescate antipandemia en sectores ligados a la producción y el consumo de combustibles fósiles, y no en aquellos de energía baja en emisiones de carbono.

Por ello, indicó que el objetivo central de la ONU era crear una “Coalición Mundial para la Neutralidad del Carbono” para mediados de siglo y que para lograrlo se necesitan reducciones significativas de inmediato con el fin de disminuir las emisiones mundiales en un 45% para 2030 en relación con los niveles de 2010.

Guterres fue claro: no solo los países sino también las ciudades, las instituciones financieras y las empresas deben establecer planes para alcanzar un nivel de cero emisiones netas para el año 2050. Junto a ellos, otros sectores clave como el transporte marítimo, la aviación y la industria también deben presentar e implementar nuevas hojas de ruta de acuerdo con este objetivo.

“La acción climática es el barómetro del liderazgo en el mundo de hoy. Es lo que la gente y el planeta necesitan en este momento. Tenemos el plan: los Objetivos de Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París sobre el cambio climático. Pero todos necesitamos pasar una prueba de credibilidad: convirtamos en realidad la promesa de un mundo sin emisiones contaminantes”, finalizó. 

Catastrófico

Las cifras sobre cambio climático son, esencialmente, dramáticas. De hecho, antes de la cumbre del pasado diciembre se dio a conocer el informe más actualizado sobre este tema.

Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en 2019, y por tercer año consecutivo, las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero volvieron a aumentar y se situaron en un máximo histórico.



Aunque por efecto de las cuarentenas derivadas del plan de contingencia para afrontar la pandemia se ralentizó temporalmente la emisión de dióxido de carbono a la atmósfera en 2020, el informe señaló que el mundo todavía está en camino a un aumento catastrófico de temperatura superior a los 3 grados centígrados sobre los niveles preindustriales para este siglo.

¿Qué ha pasado en esta década? El Pnuma indicó que desde el 2010 las emisiones de gases que causan el calentamiento global -excluyendo aquellas producidas por el uso de la tierra, que son más inciertas y variables- han registrado un crecimiento promedio anual del 1,3%. En 2019, el aumento fue más pronunciado y llegó a un 2,6% debido a una mayor proporción de incendios forestales.

“A lo largo de la última década, los cuatro emisores principales (China, Estados Unidos, los 27 integrantes de la Unión Europea-Reino Unido y la India) han contribuido al 55% de las emisiones totales sin el cambio de uso de la tierra. Los siete emisores principales (los anteriores más la Federación de Rusia, el Japón y el transporte internacional) han supuesto el 65% de las emisiones, mientras que los miembros del G20 generan el 78% del total”, señaló el estudio.

La agencia de la ONU explica que las emisiones producto del cambio de uso de la tierra representan aproximadamente el 11% del total a nivel mundial, y el grueso de esta cifra se genera en unos pocos países.

Otro dato alarmante: a pesar de la mayor eficiencia energética y la propagación de las fuentes de energía bajas en carbono, las emisiones siguen incrementándose en los países cuyo consumo de energía se ha intensificado marcadamente con el propósito de cubrir sus necesidades de desarrollo.

Como se ve, no ha sido la mejor década para la lucha contra el cambio climático. Por el contrario, las tragedias, desastres naturales, hambrunas, escasez de agua y la afectación grave de la biodiversidad siguen aumentando de forma grave, encendiendo la alarma sobre la ruta suicida de la humanidad a mediano y corto plazos.