De una “Liga” a una “vaca por Antioquia” | El Nuevo Siglo
Viernes, 5 de Abril de 2024

Suele decirse que, si la historia no se repite, rima. En medio de la controversia sobre las donaciones de dinero con las cuales se busca completar las carreteras de cuarta generación en Antioquía, un precedente centenario nos da la sensación de déjà vu. En 1924, un expresidente antioqueño (como ahora), Carlos Eugenio Restrepo, lideró la llamada Liga Patriótica por Colombia y por Antioquia, la cual buscaba defender la construcción del Ferrocarril Troncal de Occidente, que era decisivo para conectar a Pasto y Popayán con Cali y Cartago, para desde allí, pasando por Medellín, conectar hacia el río Magdalena por Magangué. De esa manera, se buscaba garantizar la conexión con Barranquilla y Cartagena que, junto con Buenaventura, con el cual se conectaría la Troncal con el ya en funcionamiento Ferrocarril del Pacifico, eran los principales puertos marítimos del país en ese entonces (como ahora). Así se lograría integrar las principales regiones responsables del renglón de exportación fundamental de la época: el café.

Entonces, Colombia vivía la “Prosperidad al debe”, la proliferación de empréstitos con los cuales remediar el atraso del país en materia de infraestructuras de transporte y lograr integrarse mejor a los mercados. La acusación de que Antioquia se iba a beneficiar de forma desproporcionada de dichas inversiones, era una suspicacia que empezó a agitarse ante la opinión pública, a lo que sin duda ayudó la filiación antioqueña del presidente de entonces, Pedro Nel Ospina, aparentemente responsable de verse en riesgo de favorecer a su departamento, en detrimento de las demás. Fue esa situación la que motivo la creación de la Liga promovida por el expresidente Restrepo para buscar demostrar por qué un ferrocarril como el de la Troncal de Occidente no sólo era vital para Antioquia, sino para todo el país.

A lo largo de 1924 y hasta 1925, la Liga Patriótica por Colombia y por Antioquia logró adhesiones de trece de los catorce departamentos de entonces, especialmente de los gobernadores de Caldas y Valle del Cauca, dos regiones cruciales para terminar el Ferrocarril Troncal de Occidente. Para los integrantes de la Liga era evidente que, en razón de los aportes económicos que Antioquia daba al país, representados entonces en un quinto de los ingresos que componían el presupuesto de la nación, Antioquia reclamase como crucial la construcción de dicha troncal férrea.

Sin embargo, el expresidente Restrepo y los demás integrantes de la Liga no verían culminada dicha obra, que durante toda la década del veinte avanzó con lentitud, y que desde los años treinta en adelante perdería prioridad frente al auge de las carreteras. La actual “Vaca por Antioquia” lleva un 4% recaudado de los recursos necesarios en apenas dos semanas, un ritmo que, de mantenerse, implicaría que en diez meses tendrían la meta fijada.

Aunque hoy formalmente no hay una Liga equivalente a la de hace un siglo, es una lección digna de encomio el que, más allá de la representación política convencional, iniciativas privadas de la mano de gobiernos regionales puedan lograr lo que el Estado a nivel nacional no quiere; quizá, porque no puede e incluso porque no deba, ya que después de todo, como dijo Restrepo en su discurso de posesión en agosto de 1910: “la prosperidad de las naciones no proviene del gobierno ni de las dádivas y empleos que concede: tócale a él dar seguridad y mantener el derecho, y a las personas naturales, abrirse su camino y labrarse su progreso. Una lección que esperamos se siga repitiendo en la historia del país gracias a la “Vaca por Antioquia”.

*Historiador