Mente tipo Kahn | El Nuevo Siglo
Martes, 20 de Junio de 2023

El alcalde de Londres, Sadiq Kahn, andaba mal de la cabeza. Así lo dijo él mismo, de modo transparente y valiente.

De hecho, la salud mental es uno de los principales problemas de las sociedades liberales.

A diferencia de los Estados autoritarios en los que no puede admitirse que haya angustias, depresiones, o criminales en serie porque socavarían la normalidad, la homogeneidad y la inalterabilidad, las sociedades libres no pueden darse el lujo de ocultar sus fragilidades.

Y, no obstante, la salud mental en las democracias se encuentra resquebrajada, relegada y soslayada.

Por una parte, parece de poca importancia frente a las dolencias que matan masivamente, ostensiblemente, y son dominantes en las estadísticas. Por otra, quienes padecen trastornos psiquiátricos y son conscientes de ello, ceden ante el estigma y se ensimisman en la negación, presintiendo que si los descubren, serán perseguidos y segregados.

De tal manera, se forma un círculo pernicioso en que los aquejados no demandan la atención que precisan y el sistema prefiere no reconocer los graves conflictos cotidianos que supone una patología no identificada o deficientemente manejada.

Es por tal razón que el alcalde Kahn cobra particular importancia en esta historia.

Tanto él, como el primer ministro del Reino, no son anglosajones, y su integración al sistema social no ha sido exactamente idílica.

Pero, aun así, él está dando la mejor muestra de que las sociedades abiertas y pluralistas pueden encontrar en sus propios dirigentes la apertura necesaria para auscultarse y reinventarse.

De hecho, Kahn ha admitido que padece una suerte de estrés postraumático tras haber sobrevivido al atentado terrorista que golpeó a la ciudad en 2017, pero también porque ha sido víctima de múltiples amenazas contra su vida.

Al advertir que no busca conmiseración alguna, el alcalde se ha convertido a sí mismo en referente e invita al debate esgrimiendo que la salud mental no solo “es frágil” sino que “no se cuida”.

Por ende, “no debería sentirse miedo a hablar de los problemas mentales”.

Puesto que en un país libre lo normal y deseable es el disenso, él denuncia que se halla sometido a “un incremento masivo de odio en las redes sociales” y que eso le ocasiona trastornos importantes que debe ventilar públicamente : ¡”Se puede ser musulmán y occidental al mismo tiempo”!

En consecuencia, el alcalde londinense pasa a ser el adalid de la liberación individual y comunal frente a los problemas mentales. 

Al fin y al cabo, solo puede existir un adecuado sistema de salud preventiva si la persona asume su vulnerabilidad y sus limitaciones para derrotar de una vez por todas al mito y la culpa que han ido formándose en torno a las disfunciones mentales. 
vicentetorrijos.com