Todo fríamente calculado | El Nuevo Siglo
Jueves, 7 de Marzo de 2024

En reciente columna, William Ospina plantea que “el enemigo del presidente Gustavo Petro es él mismo”; la finada Piedad Córdoba (aunque muchos dicen que fingió su muerte para evadir el purgatorio de condena) dijo hace varios años, sin siquiera barruntar que llegaría a ser presidente, que “Petro es una mal ser humano”… son especies de un  mismo fenómeno: fuego amigo, pues ambos son contestatarios por naturaleza, más tirados a la izquierda que a la derecha del pensamiento político, aunque el primero es un simple -aunque buen y juicioso- escritor y la otra era una “empresaria política” que para sostener su negocio era capaz de venderle al alma al diablo, sin turbarse.

Se me perdió y no pude rescatar dentro del mar de información que navega dentro de las redes de comunicación moderna, una columna de opinión (o sermón) de un sacerdote que identificaba al mandatario de los colombianos con “el maligno” y son varios los curas, tradicionalmente conservadores en sus homilías dominicales que hoy, frente al decurso de los acontecimientos políticos y de administración pública de este gobierno, se rasgan sus sotanas para alertar a los feligreses frente a los riesgos que se avecinan por cuenta del personaje.

Pero, ¿qué hacer? “De malas”, eso fue lo que nos tocó vivir en este tiempo telúrico en que, mientras nuestro mandatario lanza luces de bengala al aire en la ONU y en todas partes –falso profeta de la paz, el amor, la vida– al país se lo comen a mordiscos, tal como lo corrobora Semana esta semana, al relatar que las disidencias de Iván Mordisco se han apoderado de la municipalidad de Jamundí (vecina de Santiago de Cali) donde campean, hacen redadas, revisan documentos de identidad, carnetizan… en lo que parece ser el surgimiento de una nueva “narco-talia” enclavada en pleno Valle del Cauca, sin que el presidente se inmute, porque ello sería parte del entramado.

Y muchos despistados todavía hablan de que el presidente Petro se equivoca en su accionar, con sus nombramientos, con sus decisiones y actos administrativos, con sus embustes, con sus ires y venires, con sus dimes y diretes, con sus tiempos y movimientos, etc. cuando la verdad es que ello obedece a un montaje preconcebido, todo está fríamente calculado para producir un efecto: el daño, el desquiciamiento de las instituciones para emerger el hombre como el “salvador” que por decreto iría a reordenar el caos sobreviniente y arrastrarnos, como borregos, al modelo, ya Maduro, de Venezuela. Y pensar que siempre lo negó en la campaña porque era dizque un “invento uribista para confundir al elector”.

Y cuando alguien se le mueve de la línea maléfica, sencillamente lo saca por la puerta de atrás, como ocurrió con el juicioso director de Planeación Nacional, Jorge Iván González, y el cínico Min Bonilla trató de explicar la baja con razones de salud de quien es, precisamente, un atleta consumado, maratonista, a quien conocen en el ambiente académico de Medellín como “el genio”, pero se les torció y entonces ahora llaman para ese altísimo cargo al mismísimo alter ego de Petro, quien andaba desempleado, un político sindicalista de izquierda, para “consumar” lo planeado en las bodegas de las maquinarias del “cambio”.

 

Post-it.  El lío de los pasaportes de don Thomas Greg no lo entiende ni el Conde Draculeyva & Sons. Debe ser otro truco del mago Petro para enredar la pita en cortinas de humo…