Covid: nueva realidad y el reto de no perder lo alcanzado | El Nuevo Siglo
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Martes, 1 de Septiembre de 2020
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Del primer caso de covid-19 en Colombia se supo que fue el de una joven que había llegado de Italia, mientras que sobre la primera víctima fatal del virus se conoció que fue Arnold de Jesús Ricardo Iregui, un taxista de Cartagena que se contagió al transportar unos turistas italianos.

De eso hace ya casi seis meses, y seguramente en la memoria de los colombianos esos referentes están olvidados, porque de entonces a hoy (6 y 21 de marzo, respectivamente), el país ha visto, vivido y enfrentado diariamente el fuerte impacto de esa pandemia que en el país deja a la fecha 615.168 contagios y 19.663 fallecimientos pero con un índice de 75% de recuperados.

Tras sortear una de las cuarentenas preventivas obligatorias más largas del mundo, (decretada inicialmente desde el 24 de marzo hasta el 30 de junio, pero que fue prorrogada sucesivamente con algunas aperturas graduales e inteligentes hasta ayer 31 de agosto) y después de verificar con seguimiento diario que hay una franca tendencia a la baja en contagios y letalidad del virus, el país inicia hoy -sin restricción alguna- su “nueva realidad”.

La ruta crítica del coronavirus se inició oficialmente en Colombia el 6 de marzo en Bogotá con el caso importado de la joven estudiante de diseño de modas en el italiano Instituto Marangoni, tras el cual se registraron, otros dos casos (en Buga y Medellín), también de connacionales provenientes de España. Días después, el 21, se informó del primer fallecimiento por el covid y al cierre del mes, ya estando en la cuarentena preventiva obligatoria, el registro nacional se ubicaba en 702 contagios y diez decesos.

En abril comenzó a sentirse el fuerte impacto de la pandemia en el país, ya que en solo 30 días registró 8.256 nuevos positivos (ya no casos importados) y 383 defunciones y, sin duda, la escasez de pruebas PCR a nivel global, hizo que el covid fuera creciendo y expandiéndose a una velocidad inusitada. Los extremos del país, al norte con los departamentos de la costa Caribe y al sur con el Amazonas, así como el centro con la capital de la República fueron los primeros en registrar la virulencia de la pandemia. En ese momento y durante por los dos meses siguientes, sus curvas epidemiológicas fueron las más pronunciadas y son ahora las que evidencian un sostenido descenso.

Covid en Colombia: crecimiento

 

Con el espejo retrovisor puesto sobre Europa, que en ese momento estaba en la cima de la pandemia, el Gobierno Nacional trabajaba simultáneamente en tres frentes: frenar la velocidad de expansión del covid, mayor realización de pruebas para detectar asintomáticos o contagiados en la primera fase de la enfermedad y la adecuación de las Unidades de Cuidado Intensivo (UCI) en prevención de un inesperado aumento de casos severos que requirieran respirador.

En mayo, la curva epidemiológica nacional registró 20.415 nuevos positivos y 425 decesos, acumulando 29,373 y 938, respectivamente. Con ese contador se inició la apertura gradual el 1 de junio, es decir, el desconfinamiento de algunos sectores previo cumplimiento de protocolos de bioseguridad, iniciando así la segunda fase del proceso definido por un experto de la Universidad John Hopkins: reapertura parcial de la economía. Al mismo tiempo para contener la velocidad de la propagación se dio la primera prórroga de la cuarentena obligatoria.

Desde entonces hasta pasada la primera quincena de agosto, se dio la escalada hacia el tan nombrado pico de la pandemia, del que no se puede determinar con exactitud cuándo se dio en el país, ya que el comportamiento del virus fue a diferentes velocidades en varias regiones. Pero para dimensionar ese vertiginoso ascenso nacional basta con mirar las cifras: En la primera quincena de junio fueron 23.676 nuevos positivos y 787 fallecimientos más, un promedio de 1.578 afectaciones por día y 52 decesos, En la segunda, esas cifras casi que se duplicaron: 44.773 y 1.597 (promedio diario de 2.984 contagios y 106 decesos).

Y la línea de tiempo siguió creciendo en ambos registros durante julio, donde al observar las estadísticas se deduce que fue el inicio de las semanas críticas, ya que de los contagios acumulados, inferiores a 100 mil con que inició, se elevó a 295.508, es decir más de 130 mil nuevos positivos. El promedio diario se ‘disparó’ a 9.160 diarios, mientras que en los fallecimientos fue de 218 (fueron 6.783 más este mes). El pico más alto se dio el 30 con 9.488 contagios en tan solo 24 horas y un día antes se había informado del más alto reporte de decesos desde la aparición de la pandemia: 380.

Llegó agosto donde la reapertura inteligente continuó con el regreso a las actividades de otros sectores productivos y en políticas sanitarias se adoptaron medida como el pico y cédula (en Bogotá fueron nuevas cuarentenas estrictas y rotativas por localidades). En el entretanto los registros siguieron al alza cerrando con unas cifras que hablan por sí solas: 319.660 positivos a covid más y 9.558 decesos por el mismo este mes.

Sin embargo, aunque son números elevados (total acumulado 615.618 afectados y 19.663 fallecidos), no sólo es alto sino alentador el índice de recuperación: 74,6%, lo que deja 134.741 casos activos y, en su mayoría, asintomáticos o leves.

Pero vale resaltar que si este sexto mes de pandemia en Colombia fue el de los mayores números en los registros antes mencionados, ya que el promedio diario de contagios superó los 12 mil y el de decesos los 308 (e inclusive el 22 de agosto los fallecimientos fueron 400, el reporte más elevado hasta ahora), también lo es que desde hace dos semanas esos guarismos comenzaron progresivamente a descender en casi todo el país, al punto de volver a los registros que se presentaron en la segunda quincena de julio.

Con estos niveles considerados bajos, la mayoría de casos determinados como leves, así como con una disposición de camas UCI en el país que oscila entre el 30 y el 50% (dependiendo de la región), son los que el país llega hoy esta “nueva realidad”. Se podría decir que es un punto de arranque no sólo para continuar midiendo el comportamiento del covid-19 que sigue en curso, sino que será un termómetro para determinar la responsabilidad individual ciudadana, porque sólo con el acatamiento de las medidas sanitarias se evitará que retornemos a los altos registros.

Si ello ocurre, la prolongada cuarentena a la que nos sometimos habrá sido inútil. Volver al pasado -en cuanto a la pandemia se refiere- es un retroceso imperdonable.