Derecha portuguesa, ante el rompecabezas de asegurar gobernabilidad | El Nuevo Siglo
LUIS MONTENEGRO, líder del centroderechista AD, celebra la victoria del partido en Portugal y aunque planea gobernar con mayoría simple podría buscar un pacto con la extrema derecho Chega. Foto: AFP.
Lunes, 11 de Marzo de 2024
Redacción internacional con AFP y Europa Press

EL MENSAJE de los portugueses en las º fue claro: virar a la derecha. Y eso se evidencia no solo con que Alianza Democrática (AD) fue la más votada, sino que la extrema de esta tendencia política dio un inédito salto, al multiplicar por cuatro sus escaños en el Parlamento.

 

Restando el resultado de la votación en el exterior, que es menos del 1% y se conocerá este 20, la alianza centroderechista obtuvo 29,5% de los votos y los socialistas 28,7%, una mínima diferencia que le da la posibilidad de formar un gobierno de mayoría simple si logra acuerdo con los liberales, pero que se traduciría en absoluta en la eventualidad de un difícil -más no imposible- un pacto con la ultraderecha Chega (Basta).

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Conscientes de que lo que falta por computar no alterará el escrutinio oficial divulgado, los socialistas encabezados por Pedro Nuno Santos, saludó la victoria de la centroderecha y anunció que serán un partido de oposición.

"A pesar del resultado tangencial, todo indica que el PS no será el partido más votado. Quiero felicitar a la AD por la victoria. El Partido Socialista estará en la oposición. Seremos oposición, renovaremos el partido e intentaremos recuperar a los portugueses descontentos con el PS. Esa es nuestra tarea", sostuvo al anochecer del domingo.

El resultado electoral está así: centroderechista AD logra 79 diputados, socialistas 77, Chega, 48, Liberales 8, Bloque de izquierda 5, Comunistas Verdes 4, Partido Personas-Animales y Naturaleza 1 y Ecologistas socialistas 4. 

La mayoría parlamentaria se logra con 116 escaños, por lo que si la victoriosa centroderecha quiere asegurar un gobierno de largo plazo se ve abocado a incluir en su alianza al sector extremo de su tendencia política.

Pero ahí está en embrollo político porque rehén de sus promesas en campaña, el líder de AD, Luís Montenegro, negó en varias ocasiones que pactaría con Chega para obtener las llaves del Palacio de São Bento y tras la victoria hizo un llamado a la responsabilidad del resto de formaciones políticas para asegurar la gobernabilidad.

Aunque no se refirió al tema, es consciente al igual que los socios de su alianza, que no pueden desaprovechar la posibilidad no sólo de retomar el poder portugués -que suyo lo harán por el resultado electoral pero que no les garantiza estabilidad- sino de implementar las políticas de cambio prometidas y respaldadas en las urnas, tanto para ese partido como para Chega. Son agendas propias con más coincidencias que diferencias.

El ascenso de Chega, en una jornada que tuvo la tasa más alta participación de las últimas tres décadas, evidencia que los portugueses, al igual que lo han hecho en otras partes de Europa como con la elección de Giorgia Meloni en Italia; los argentinos con Javier Milei y se aprestan a hacerlo con Donald Trump en Estados Unidos, quieren un cambio tan real como radical en temas puntuales.

Como los líderes anteriormente mencionados, André Ventura el fundador y dirigente de Chega ha concitado un creciente apoyo de los ciudadanos inconformes con gobiernos de izquierda. Así, en tan solo cinco años, no sólo se convirtió en la tercera fuerza política de Portugal, sino que en esta ocasión sumó el 18% de los votos, pasando de 12 a 48 diputados, convirtiéndose en pieza clave del sistema político.

"El huracán Chega vuelca el país hacia la derecha", tituló ayer el popular diario Correio da manha, mientras que Jornal de Noticias resumía así la situación: "Una victoria frágil, un país fracturado".

Por su parte el editorial del diario Publico sostuvo: "a partir de ahora, las fuerzas democráticas tendrán que ver la victoria de Chega como un fracaso que les pertenece".

Y aunque por ahora el resultado electoral no parece garantizar la “estabilidad" por la cual el presidente de Portugal, Marcelo Rebelo de Sousa, decidió anticipar las legislativas tras la sorpresiva renuncia del socialista jefe de gobierno António Costa por un caso de corrupción, a saber, una investigación sobre tráfico de influencias contra su jefe de gabinete, la centroderecha podría lograr lo contrario, pero solo si negocia con la ultraderecha.

Al calor de la victoria, Montenegro manifestó el domingo que quería gobernar con una “mayoría relativa” y de allí que pidió a los socialistas no votar votar una posible moción de censura junto a Chega para hacer caer al futuro gobierno.

Los socialistas por su parte accedieron, pero le advirtieron que no estaban obligados a ceder ante el próximo presupuesto del Estado y abstenerse en su aprobación, lo que llevaría a la parálisis parlamentaria y la inmediata salida del debutante ejecutivo conservador. 

Atenazado entre la izquierda y el extremo de su mismo espectro político, la AD está en el rompecabezas de negociar con Chega, máxime porque los socialistas tienen también la opción de gobernar con mayoría simple si suman el apoyo de las formaciones minoritarias de izquierda.

Escenarios

Más allá de que la extrema derecha celebre haber roto el bipartidismo y de la promesa centroderechista de pactar con ellos, los directivos de ambas formaciones son conscientes no sólo de la oportunidad de dar estabilidad a Portugal, sino de la responsabilidad política que les entregó el mandato popular.

De allí la necesidad de lograr la mayoría parlamentaria porque con la gobernabilidad asegurada podrán emprender las iniciativas económicas, sociales y políticas que reclaman los ciudadanos tras ocho años de mandatos socialistas.

Tras las consultas del presidente Rebelo de Souza (que hoy inicia) y completado el escrutinio, este 21 se conocerá el nombre del primer ministro, posiblemente Montenegro.

El jefe de Chega apeló al deber que el dirigente centroderechista tiene con la "clara mayoría" que han logrado las fuerzas conservadoras en estas legislativas y le advirtió que sería irresponsable no ponerse de acuerdo.

La ultraderecha tiene la clave de la gobernabilidad, tanto si entra como si no en un hipotético gobierno y Ventura sabe de la tesitura en la que se encuentra Montenegro, quien tendría difícil explicar políticamente su cambio de opinión, `pero que podría justificar en pro del desarrollo y el bienestar nacional que se verían afectados con la inestabilidad política.

El otro escenario posible es una hipotética coalición conservadora con Iniciativa Liberal, cuarta fuerza más votada con algo más del 5% de los votos. Su líder, Rui Rocha, ha prometido que serán "responsables" en todos aquellos escenarios que se presenten durante estos siguientes días.

En el bando contrario, y aunque los socialistas anunciaron su condición de oposición, los partidos más a la izquierda todavía se agarran a la posibilidad de ponerse de acuerdo para gobernar.

En caso de que Chega siga siendo relegada al ostracismo por el resto de formaciones, la coalición de socialistas y el resto de fuerzas a la izquierda más a los animalistas obtendría 91 diputados, cuatro más que los que formarían la AD y los liberales, pero lejos de la mayoría que conceden 116 diputados.

La hipótesis de una nueva suerte de 'geringonça' como aquella que permitió gobernar a António Costa en 2015 es más un anhelo fuera de las filas socialistas que una posible certeza, ya que esto, de acuerdo con el dirigente socialista Nuno Santos, sería un llamamiento a las fuerzas de la derecha para unirse.

'Geringonça’, palabra que puede traducirse como ‘artilugio’, fue utilizada para referirse a ese pacto de izquierdas por el poder, hasta que el propio Partido Socialista (PS) obtuvo mayoría absoluta en las elecciones del 30 de enero de 2022. Esta fórmula se compuso con un Ejecutivo en minoría del PS, apoyado en el Parlamento por el Bloque de Izquierda (BI) y la Coalición Democrática Unitaria (CDU), la alianza electoral entre el Partido Comunista y el Partido Ecologista Los Verdes. 

El término lo acuñó en su momento el exvicepresidente conservador Paulo Portas para criticar esa coalición heterogénea y que presumía débil. Sin embargo, los buenos resultados económicos y la estabilidad institucional del país hicieron de la geringonça un modelo de cohabitación para las fuerzas progresistas en Europa.

¿Negociará la centroderecha con los ultras del partido en pro de un gobierno estable y de cambio? En pocos días se sabrá.