¿Por qué la despenalización de las drogas no funcionó en Oregon? | El Nuevo Siglo
HACE CUATRO años, los legisladores del estado de Oregon, Estados Unidos, en su idea de convertir a su ciudad en la más progresista, despenalizaron el consumo de drogas para enfrentar el problema. Hoy la situación es caótica. / Archivo AFP

Sábado, 9 de Marzo de 2024
Pablo Uribe Ruan*

Hace una década, durante el segundo gobierno de Barack Obama, los televidentes de Estados Unidos se engancharon con “Portlandia”, un programa que mostraba –y ridiculizaba– la escena progresista de la capital del estado de Oregon. En él, hípsters, veganos, ciclistas urbanos, defensores del movimiento “Black Lives Matter”, ambientalistas y otros mostraban el ocio y las ventajas de vivir en una ciudad que, según varios ránquines, era la más “cool” del mundo, por encima de Melbourne, Montreal o Berlín.

“Portlandia” quedó en el recuerdo de los televidentes en 2019, paró de transmitirse. Pero los legisladores del estado de Oregon continuaron con la intención de convertir a su ciudad en la más progresista del país. En noviembre de 2020 propusieron una consulta para votar si los habitantes de la región estaban o no de acuerdo con la despenalización de las drogas duras (cocaína, heroína, metanfetamina y otros). Los argumentos a favor de esta medida eran que la “guerra contra las drogas” había fracasado, la descriminalización permitía invertir el presupuesto en otros objetivos y las autoridades iban a dejar de perseguir a las personas de color. Con un contundente resultado, 58% de los electores votó a favor de la despenalización.

Conocida como la Medida 110, la ley estableció que, en lugar detener a los consumidores de drogas, la policía les entregaba una citación y les indicaba un tratamiento, además de otras medidas. “Su aprobación será el inicio de un cambio real y transformador para nuestro sistema de justicia”, dijo la senadora demócrata Kate Lieber, ponente del proyecto.

Algo falló

Tres años y medio después, Oregon no ha podido controlar el consumo de drogas duras. Cada vez hay más consumidores que adquieren drogas duras, entre ellas el fentanilo, el gran responsable de la tercera crisis de las drogas en la historia de Estados Unidos, que ha generado una epidemia derivada de este potente opioide sintético, que se produce en laboratorios de México y China.

“Lo que se ha desarrollado en los últimos tres años no es el Shangri-La utópico que nos han prometido con la Medida 110, sino más bien una pesadilla distópica que se asemeja a una sombría película de Hollywood”, ha dicho en un foro el fiscal del condado de Eugene –en Oregon–, Christopher Parosa, reporta el medio “Oregon Public Broadcasting”.

El comentario de Parosa está lejos de ser un prejuicio contra las drogas. Las cifras de consumo y muertes, recopiladas por autoridades públicas y la oenegé RTI International, muestran un dramático panorama que trasciende cualquier posición partidista o ideológica.

Según los últimos datos, Oregon ha registrado un aumento del 1.500% en muertes por sobredosis desde que comenzó la pandemia (marzo de 2020). Este es el mayor incremento registrado en todos los estados norteamericanos, según RTI International. La situación se vuelve más compleja si se miran las muertes causadas por el consumo por sobredosis de opiáceos. En 2022, casi 1.000 personas murieron en el estado por sobredosis de heroína, morfina u otras drogas duras, unas cifras nunca antes vistas en el estado fronterizo con California.

De este dato se infiere que este aumento está asociado a la despenalización de las drogas duras, aunque no hay estudios que lo demuestren. Esta no es además la única variable explicativa. También puede haber una razón detrás de los altos números y es la enorme disponibilidad de fentanilo que viene de China y entra por los puertos de la costa oeste, entre ellos el de Portland.

Ni los estudios de la RTY International ni los de las autoridades revelan una correlación entre la despenalización y el aumento de las sobredosis en Oregon. Una de las razones de ello es que otros estados que no han despenalizado las drogas duras, como Washington y California, también enfrentan altas tasas de sobredosis. Eventualmente, la respuesta está –como se ha dicho– en la enorme oferta de fentanilo en toda la costa oeste de los Estados Unidos. Pero sigue siendo una incógnita por qué Oregon es el estado más afectado, si precisamente había aprobado la Medida 110 para morigerar el consumo.

Inferir una posible causa puede llevar a dos respuestas. Justamente, la primera es que Oregon ha flexibilizado tanto el mercado de las drogas duras, que el crimen organizado encuentra un espacio menos restrictivo para transportar y comercializar narcóticos y prefiere ubicarse en este mercado, como ocurre en algunas partes de Canadá. Esto se conecta con que, en segundo lugar, el puerto de Portland puede tener controles más permisivos comparados con los de Los Ángeles o Seattle, ciudades costeras.

Prohibicionismo

En medio de intensos debates, las partes a favor y en contra de la Medida 110 coinciden en que la despenalización no ha servido para controlar o reducir el consumo de estupefacientes. “Se ha reconocido ampliamente la ineficacia de una línea de atención telefónica a la que se puede llamar como alternativa a las sanciones penales, cuyo objetivo es ofrecer una vía de acceso al tratamiento”, dice un artículo del “Oregon Public Broadcasting”.

Los defensores del prohibicionismo han tomado la delantera. Esta semana presentaron un proyecto de ley ante la Cámara de Oregon que buscaba criminalizar la posesión de pequeñas cantidades de drogas. Una coalición mayoritaria de sectores demócratas con todos los republicanos el jueves terminó aprobándolo, volviendo a un escenario similar al que había antes de la Medida 110.

“Un consumidor de drogas tiene dos opciones: seguir un tratamiento o ir a la cárcel”, dijo el representante estatal Ed Diehl, republicano de Stayton, haciéndose eco de muchos de sus colegas del GOP. “Creo que esto es lo más compasivo que se puede hacer por las personas afectadas por la adicción que no buscan voluntariamente tratamiento”.

Entre las nuevas medidas se les ofrece a los usuarios la oportunidad de someterse a tratamiento en lugar de recibir finalmente una condena penal, e incluso podrían ser excarcelados para participar en un programa de tratamiento.

El caso de Oregon demuestra que los enfoques alternativos al prohibicionismo exigen un riguroso análisis de las condiciones del mercado de los narcóticos, así como de la efectividad de los esquemas para tratar la adicción como un problema de salud pública. Sin estos estudios, puede que los objetivos bien intencionados fracasen, por su carencia de resultados.

Oregon es hoy el epicentro de la epidemia de drogas en Estados Unidos. Cuatro años atrás, en 2020, cuando se aprobó la Medida 110, la idea era precisamente alcanzar lo contrario. Algo falló.